11.08.12 - 00:10 -
La ciudad de Alicante cuenta desde el pasado martes con dos peculiares nuevos habitantes. Pertenecen a la realeza pero, en lugar de corona, lucirán una imponente melena y, en lugar de saludar con la mano, lo harán con un feroz rugido. El Gran Circo Royal, instalado en la Glorieta de la Democracia, al final de la Avenida Costa Blanca en Playa San Juan, acogió el pasado martes el nacimiento de una pareja de leones africanos, que fueron bautizados con los nombres de Alicante y San Juan.
Tras pasar una cuarentena y las pertinentes revisiones médicas del veterinario, ayer fueron presentados en público en la misma carpa del circo. Ambos machos, hijos de un león blanco africano llamado Simba y de una leona africana llamada Nala, gozan de perfecta salud, según indicó Eduardo Deltall, el director del Gran Circo Royal.
El más grande de los cachorros fue Alicante, que pesó 2,7 kilogramos, mientras que San Juan pesó 2,3 kilogramos. Ahora, debido a los padres deben seguir participando en los espectáculos, los dos cachorros serán cuidados «a biberón» hasta que crezcan lo suficiente para comenzar a «formar parte del espectáculo», ya que «estos leones han nacido artistas, como sus padres», añadió Deltall, con claras muestras de alegría y orgullo ante el acontecimiento.
Debido a este nacimiento, el circo ha ampliado sus días de actuaciones en la capital provincial.
En un principio se anunció que estarían instalados en Playa de San Juan hasta el pasado 5 de agosto, pero debido al avanzado estado de gestación de la leona Nala, se pospuso esta fecha. Ahora permanecerán hasta el próximo día 15 de agosto, en el que partirán dos artistas más de los que llegaron.
Además, estos cinco días de funciones cobrarán especial relevancia, ya que los dos leones estarán serán presentados al público en cada función y los espectadores tendrán la oportunidad de fotografiarse junto a ellos. Según el director del Gran Circo Royal, este nacimiento supone «una gran alegría para la familia del circo, que hemos acogido a los cachorros con mucha alegría y que cuidaremos de ellos como de nuestros hijos, como hacemos con todos los animales».
Caprichos de la genética
Solo los caprichos de la genética han privado a este circo de tener una alegría todavía mayor. Son muy pocos los leones blancos que nacen y, precisamente Simba, el padre de los cachorros, tiene esta peculiaridad. «Teníamos la esperanza de que pudiera nacer un león blanco, pero éramos conscientes de que es algo verdaderamente difícil, tan difícil que es un detalle que no ha conseguido mermar nuestra alegría en nada», puntualizó Deltall.
Ahora a estos dos alicantinos de realeza felina les esperan los cuidados de la familia circense, donde sus cuidadores se encargarán de mimarlos entre cocodrilos del Nilo, perros inteligentes, malabaristas, payasos, contorsionistas y equilibristas. La magia del circo.
FUENTE: LASPROVINCIAS.ES
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